Lo primero que debes hacer si has estado en contacto con saliva o sangre de otra persona es lavar la sangre o la saliva de tu piel.
En la mayoría de las situaciones, el riesgo de infección es baja, pero si piensas que puede haber riesgo de infección, consulta a tu médico.
Toma las siguientes medidas para prevenir una infección:
- Lava la sangre o la saliva de tu piel con jabón y agua corriente.
- Si se rompe la piel, deja sangrar la herida y enjuágala a fondo con agua corriente. No te frotes ni chupes la herida.
- Lava la sangre o la saliva de los ojos (si es el caso) con abundante agua fría. Si usas lentes de contacto, sácatelos primero.
- Lava la sangre y fluidos del cuerpo con abundante agua fría. Si te lavas la boca, no tragues el agua, escúpela.
Consigue ayuda médica
Si crees que estás en riesgo de infección, también es importante que recibas atención médica inmediatamente, acudiendo al médico de cabecera o al servicio de urgencias lo antes posible.
Evaluar el riesgo de infección
Cuando acudas al médico, tu médico evaluará:
- El riesgo que supone estar expuesto a una infección.
- Si necesitas tratamiento.
Tu médico también te hará preguntas sobre cómo y cuándo ocurrió la lesión.
Además, tu médico también puede tener que evaluar el riesgo de contagio que pueda haber según la enfermedad que tenga la otra persona, como la hepatitis B o C, o VIH (virus de inmunodeficiencia humana).
Puede ser necesario hacerte análisis de sangre, por ejemplo, para comprobar la existencia de hepatitis B o C o VIH. También podría hacer falta hacer un analisis de sangre de la otra persona, para lo que la otra persona ha de dar su consentimiento.
¿Voy a necesitar algún tratamiento?
Si tu médico considera que estás bajo riesgo de infección, puede ser necesario seguir un tratamiento.
Si hay un alto riesgo de infección, se puede considerar el tratamiento como la inmunización contra la hepatitis B o el tratamiento preventivo del VIH.
Si hay un alto riesgo de infección del VIH, tu médico puede considerar el tratamiento llamado profilaxis post exposición (PEP). A veces es posible detener el desarrollo del VIH en las primeras 72 horas después de la infección. El tratamiento PEP implica el tratamiento con medicamentos anti VIH durante cuatro semanas.